Abstract: If we examine most of troubled pasts presented in both formal and informal education scenarios, two features clearly appear. On the one hand, most of the historical events have a national character and not only a regional or worldwide one. This is to say that these events really make sense in the context of specific national histories. On the other hand, they are recent and not remote. Because those events happened so recently, there is a direct continuity between past and present historical subjects. As it will be seen below this continuity is the origin of the mentioned challenge.
DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2017-8041.
Languages: Español, English, Deutsch
El estudio de las formas de enseñanza de la mayoría de los pasados nacionales violentos tanto en escenarios educativos formales como en los informales presenta dos características distintivas. En estos acontecimientos históricos suele existir un actor nacional y no solo uno de origen mundial o regional. Podemos pensar, entonces, que estos sucesos cobran sentido en el contexto de la historia nacional específica. Asimismo, los acontecimientos suelen ser recientes, no remotos. Esa cercanía en el tiempo, establece una continuidad directa entre los sujetos históricos del presente y los del pasado. Como se verá, este proceso es el origen de muy difíciles desafíos educativos.
Los sucesos históricos en nuestras vidas cotidianas
Comencemos con un ejemplo de 1838 que todavía hoy está en discusión: [1]
“La carga humana fue puesta en los barcos en un embarcadero bullicioso de la capital de la nación. Estaba destinada a las plantaciones del Deep South (…). Pero no era una venta de esclavos común. Los afro-americanos esclavizados habían pertenecido a los sacerdotes jesuitas más prominentes de la nación. Y eran vendidos junto con un montón de otros para asegurar el futuro de la primera institución católica de educación superior, hoy conocida como Georgetown University.
A casi 160 años de este hecho, la Universidad de Georgetown ha decidido ofrecer una compensación a los descendientes del episodio del 1838. Este resarcimiento se ofrece dentro de un contexto de investigación histórica sobre lo acontecido a los 272 esclavos. Asimismo, inicia la discusión pública de la esclavitud como un problema general de los EEUU y como un problema específico del rol desempeñado por las universidades estadounidenses en el tema.[4]
En verdad, este ejemplo fascinante demuestra la vigencia de los acontecimientos históricos tanto como parte del conocimiento teórico en los libros y los archivos, como también su influencia en la vida cotidiana de los individuos y de las sociedades. La decisión de esta universidad estadounidense solo puede comprenderse en el contexto de la importancia de la esclavitud en el pasado de los EEUU, pero se torna significativa en su historia reciente. Los acontecimiento históricos muy famosos tales como la Guerra Civil y el asesinato de Martin Luther King Jr. en 1968 no pueden entenderse de manera cabal sin tener en cuenta que, hacia el 1800, alrededor de un tercio de la población de los estados sureños de EEUU eran esclavos de origen africano. Luego de la derrota de los estados del Sur por el Norte y la abolición de la esclavitud en todo el país, persistieron numerosas formas de opresión. Esta es la razón principal de las protestas por los derechos civiles conducidas por Martin Luther King Jr. en la década del 60. Cincuenta años más tarde, solo dentro de este contexto histórico pueden entenderse los recientes acontecimientos discriminatorios y racistas inconciliables. En otras palabras, el ejemplo de la Georgetown University es muy claro y evidencia la necesidad de comprender el racismo desde la historia.
Tres sugerencias de mejora
Los recientes acontecimientos históricos y conflictivos son además una fuente crucial en las identidades culturales y nacionales. Tuvieron lugar hace 50 – 100 años atrás y ejercen una gran influencia en cómo los ciudadanos representan el pasado que es visto como parte del presente.[5]
Proponemos algunas preguntas básicas: ¿Cómo podrían cambiarse estas representaciones? ¿Cómo podría la investigación actual en ciencias sociales ofrecer una nueva aportación para este objetivo? Las siguientes tres sugerencias principales podrían ser de utilidad para resolver este tema.
1. Interdisciplinariedad
Cualquier enfoque que se proponga mitigar los conflictos sociales y políticos basados en los así llamados pasados violentos debería reconocer la necesidad imperiosa de un relato interdisciplinario. [6] Porque tanto la cultura histórica como su representación son el resultado de la interacción compleja que se da entre la memoria colectiva, la historiografía, la enseñanza de la historia y la cultura popular. Es difícil predecir cuál de ellas ejerce una influencia decisiva capaz de transformar las representaciones históricas de los ciudadanos y cuáles contribuyen en la reducción del conflicto. La consideración de la interacción frecuente de varias de estas influencias desde un punto de vista interdisciplinario será siempre una decisión positiva.
2. ¡También depende del contexto!
Se ha avanzado mucho en la investigación en la enseñanza de la historia en las últimas décadas. Con iniciativas basadas en los enfoques de pensamiento histórico y conciencia histórica se han ido desarrollando tanto las bases teóricas como las aplicadas para la enseñanza, es decir el aprendizaje de los contenidos históricos en forma significativa. Estos avances se han enfocado en las metodologías de enseñanza pero no necesariamente en los contenidos. En los enfoques para el desarrollo del pensamiento histórico y la conciencia histórica, se han subrayado la importancia del trabajo con actividades constructivas y cognitivas de los estudiantes. Sin embargo, la mayoría de los conflictos políticos y sociales se aborda con raíces en la historia según se presenta el contenido en versiones diversas, por ejemplo, a través de preguntas conflictivas y estereotipadas tales como ¿Quién llegó primero a este país? ¿Quién comenzó la guerra? ¿Quién es la víctima en este episodio? La enseñanza de la historia debería considerar también la importancia de los procesos de silenciamiento y censura que aún están presentes en un número de sociedades contemporáneas.[8]
3. ¡Una perspectiva histórica disciplinar para todos!
Por tradición, se ha considerado la enseñanza de la historia como una parte esencial de la mayoría de los sistemas educativos para la construcción y el sostenimiento de las identidades nacionales. Su carácter nacional en interacción con su condición de reciente constituye el meollo a resolver. Cualquier intento de discutir alguna información que fuera antes silenciada o censurada y que contradice las representaciones previas, como es el caso de la esclavitud, se enfrentará a la reacción defensiva porque se la percibe como un desafío a la identidad nacional de los ciudadanos. No obstante, si la educación en la historia no sigue este camino, es decir, no intenta cambiar las representaciones históricas estereotipadas, no habrá manera de que pueda contribuir a mitigar y resolver los conflictos.
¿Qué debe hacerse? Pienso que es apropiado insistir en la importancia crucial de establecer al sujeto histórico. En general, los ciudadanos suelen colocar a este sujeto a través de una visión histórica de continuidad entre ellos y los sujetos diversos del pasado. [8] Es bastante interesante observar que esta continuidad es “inventada” en relación a acontecimientos remotos pero es muy real cuando los sucesos son recientes. Cuando los ciudadanos en todo el mundo utilizan la palabra “nosotros” como el sujeto de algo que sucedió en el pasado, se representan a sí mismos como los únicos descendientes genuinos de un sujeto histórico idealizado que ya no existe. Por ende, si la enseñanza de la historia es capaz de ayudar a los ciudadanos a deconstruir este sujeto histórico idealizado, es muy probable que se afecte toda la narrativa.
¿Cómo puede promoverse el pensamiento histórico crítico que contribuya a esta deconstrucción? Sin duda ayudaría el desarrollar una visión histórica de carácter disciplinaria entre los ciudadanos. Es esencial difundir la idea de que las representaciones históricas no son visiones cerradas sino interpretaciones abiertas y dinámicas del pasado que podrían y deberían cambiarse según la investigación histórica. En este sentido, las actividades dialógicas y las discusiones con mentalidad abierta serían de gran ayuda porque contribuirían al surgimiento de una actitud reflexiva entre los individuos.
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Bibliografía
- Carretero, Mario, Stefan Berger, and Maria Grever, eds. Palgrave Handbook of Research in Historical Culture and Education. Basingstoke: Palgrave 2017.
- Eric Hobsbawm, Nations and Nationalism since 1780: Programme, Myth, Reality Cambridge: Cambridge University Press 1990.
- Lopez, Cesar, Mario Carretero, and Maria Rodriguez-Moneo, “Conquest or Reconquest? Students’ conceptions of nation embedded in a historical narrative.” Journal of the Learning Sciences, 24 (2015), 252-285.
Vínculos externos
- Association for Historical Dialogue & Research http://www.ahdr.info/home.php (último acceso 28 December 2016).
- TAPAS, Thinking About The Past http://www.tapas.ugent.be/node/29 (último acceso 28 December 2016).
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[1] http://www.nytimes.com/2016/04/17/us/georgetown-university-search-for-slave-descendants.html?_r=0 (último acceso 28 December 2016).
[2] Cabe señalar que el Papa Gregorio XVI condenó la esclavitud en 1839.
[3] También es muy fascinante ver cuánto tiempo le tomó a los Estados Unidos de América darse cuenta de la necesidad de recordar el papel de los indios. El Museo Nacional de los Indios Americanos, dedicado a la historia de los nativos norteamericanos, fue inaugurado en 2004!
[4] http://slavery.georgetown.edu/ (último acceso 28 December 2016).
[5] Floor van Alphen, and Mario Carretero, “The construction of the relation between national past and present in the appropriation of historical master narratives”, Integrative Psychological & Behavioral Science. 49 (2015), 512-530.
[6] Mario Carretero, Stefan Berger, and Maria Grever, eds. Palgrave Handbook of Research in Historical Culture and Education. Basingstoke: Palgrave 2017.
[7] El caso de la esclavitud en las sociedades actuales es un muy buen ejemplo de silenciamiento, como se describió anteriormente. Consideremos, por ejemplo, que un Museo Nacional de Historia Afroamericana no ha estado abierto hasta hace muy poco tiempo en los Estados Unidos! Ejemplos muy similares se pueden encontrar en numerosas naciones.
[8] Cesar Lopez, Mario Carretero, and Maria Rodriguez-Moneo, “Conquest or Reconquest? Students’ conceptions of nation embedded in a historical narrative”, Journal of the Learning Sciences, 24 (2015), 252-285.
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Créditos de imagen
Seyemon © Slavery Monument, Zanzibar (via flickr)
Citar Como
Carretero, Mario: Enseñanza del pasado reciente y violento – Tres propuestas. In: Public History Weekly 5 (2017) 1, DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2017-8041.
If we examine most of troubled pasts presented in both formal and informal education scenarios, two features clearly appear. On the one hand, most of the historical events have a national character and not only a regional or worldwide one. This is to say that these events really make sense in the context of specific national histories. On the other hand, they are recent and not remote. Because those events happened so recently, there is a direct continuity between past and present historical subjects. As it will be seen below this continuity is the origin of the mentioned challenge.
Historical Events in our daily Lives
Let us start with an example from 1838, that ist still being discussed today:[1]
“The human cargo was loaded on ships at a bustling wharf in the nation’s capital, destined for the plantations of the Deep South.(…) But this was no ordinary slave sale. The enslaved African-Americans had belonged to the nation’s most prominent Jesuit priests. And they were sold, along with scores of others, to help secure the future of the premier Catholic institution of higher learning at the time, known today as Georgetown University.”[2]
About 180 years after this incident, the University of Georgetown has decided to offer compensation to the descendants of this episode of 1838. And these compensations are being offered in a context of investigating, historically, what happened to these 272 slaves and to open, for public discussion, slavery as a general problem of the United States[3] and as a specific problem of the role of United States’ universities in relation to this issue.[4]
Definitely, this is a fascinating example of how historical events are not only present as theoretical knowledge in books and archives but are very much alive and can also influence our daily lives, both as individuals and as societies. The decision of this North American university can only be understood in the context of how slavery has been an important matter in the past of the United States, but has recently become a significant issue in its history. Very famous historical events such as the Civil War, and the assassination of Martin Luther King Jr. (1968), cannot be fully understood if we do not take into account that, by 1800, about one third of the population of the southern states of the USA were slaves of African origin. After the defeat of the southern states by the North and the abolition of slavery in the whole country, numerous cases of oppression still existed and this is precisely the main reason for the protests about civil rights that were led by Martin Luther King Jr. in the 60s. Fifty years later recent and unresolved racist and discriminatory events only can be understood in this historical context. In other words, the example of Georgetown University is a very clear one, that demonstrates the need to understand racism historically.
Three suggestions for improvement
Recent conflicting historical events are also a very important source of national and cultural identities. Events that happened less than 50-100 years ago have a tremendous influence on citizens’ views of the past, because they are considered by citizens to be also part of the present.[5]
The basic questions are: How could these representations be changed? How could current social sciences research provide insights for this purpose? Three main suggestions could be useful for resolving this issue.
1. Interdisciplinarity
Any approach intending to reduce social and political conflicts based on the so-called troubled pasts should be very aware that an interdisciplinary[6] account is strongly needed, because historical culture and its representation are the result of a complex interaction of collective memory, historiography, history education, and popular culture. It is hard to predict which one of these influences will be more decisive for transforming citizens’ historical representations and which one will also be important in order to possibly contribute to reducing conflicts. Taking into account the frequent interaction of several of these influences from an interdisciplinary point of view will always be a positive decision.
2. It also depends on the content!
History education research has made enormous progress in the last decades. Initiatives based on historical thinking and historical consciousness approaches have been developing both theoretical and applied bases for teaching and learning about historical contents in a meaningful way. These advances have mainly covered how to teach but not necessarily what to teach. Historical thinking and historical consciousness approaches have focused on the importance of students’ cognitive and constructive activities. But most of the social and political conflicts that have historical roots are focused on the content in different versions, implying, for example, the answers to stereotypical, conflictive questions such as “who arrived first in this country?”, “who started this war?”, or “who is the victim in this episode”? History education should take into account the importance of silencing and censoring processes, which are still present in a number of contemporary societies.[7]
3. A disciplinary historical perspective for all!
History education has been traditionally considered as an essential part of most educational systems to build and maintain national identities. It is precisely its national character, in interaction with its recency, which is at the centre of the conundrum to be solved. Any attempt to discuss new, previously silenced or censored information, such as slavery, that contradicts prior representations will face a defensive reaction, because citizens’ national identities will be challenged. But if history education does not go in this direction – trying to change stereotypical historical representations – there is no way that it can contribute to conflict reduction and reconciliation.
What is to be done then? I think it is appropriate to insist on the dramatic importance of the establishment of the historical subject. Usually, citizens basically establish this subject through a historical view based on continuity between themselves and diverse subjects of the past.[8] Interestingly enough this continuity is “invented” in terms of its relationship to remote events but is very real when the events are recent. When citizens around the world use a “we” as the subject of something that happened in the past, they represent themselves as the only and genuine descendants of an idealized historical subject that does not exist anymore. Therefore, if history education is able to help citizens to deconstruct this idealized historical subject, it is highly probable that the whole narrative will also be affected.
How can historical critical thinking that could contribute to this deconstruction be promoted? Definitely, the development of a disciplinary historical view among citizens would be of great help. The dissemination of the idea that historical representations are not closed views but dynamic and open interpretations of the past that could and should be changed according to historical research is essential. In this sense, dialogical activities and open-minded discussions would be of great help, because they would contribute to the appearance of a reflective attitude among citizens.
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Further Reading
- Carretero, Mario, Stefan Berger, and Maria Grever, eds. Palgrave Handbook of Research in Historical Culture and Education. Basingstoke: Palgrave 2017.
- Eric Hobsbawm, Nations and Nationalism since 1780: Programme, Myth, Reality Cambridge: Cambridge University Press 1990.
- Lopez, Cesar, Mario Carretero, and Maria Rodriguez-Moneo, “Conquest or Reconquest? Students’ conceptions of nation embedded in a historical narrative.” Journal of the Learning Sciences, 24 (2015), 252-285.
Web Resources
- Association for Historical Dialogue & Research http://www.ahdr.info/home.php (last accessed 28 December 2016).
- TAPAS, Thinking About The Past http://www.tapas.ugent.be/node/29 (last accessed 28 December 2016).
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[1] http://www.nytimes.com/2016/04/17/us/georgetown-university-search-for-slave-descendants.html?_r=0 (last accessed 28 December 2016).
[2] It should be noted that Pope Gregory 16th condemned slavery in 1839.
[3] It is also very fascinating to see how much time it took for the United States of America to realize the need to remember the role of the Indians. The National Museum of the American Indians, devoted to North American Natives’ history, was opened in by 2004!
[4] http://slavery.georgetown.edu/ (last accessed 28 December 2016).
[5] Floor van Alphen, and Mario Carretero, “The construction of the relation between national past and present in the appropriation of historical master narratives”, Integrative Psychological & Behavioral Science. 49 (2015), 512-530.
[6] Mario Carretero, Stefan Berger, and Maria Grever, eds. Palgrave Handbook of Research in Historical Culture and Education. Basingstoke: Palgrave 2017.
[7] The case of slavery in societies today is a very good example of silencing, as described above. Let us consider for example that a National Museum of African American History has not been open until very recently in the USA ! Very similar examples could be found in numerous nations.
[8] Cesar Lopez, Mario Carretero, and Maria Rodriguez-Moneo, “Conquest or Reconquest? Students’ conceptions of nation embedded in a historical narrative”, Journal of the Learning Sciences, 24 (2015), 252-285.
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Image Credits
Seyemon © Slavery Monument, Zanzibar (via flickr)
Recommended Citation
Carretero, Mario: Teaching of Troubled Pasts–Three Suggestions. In: Public History Weekly 5 (2017) 1, DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2017-8041.
Wenn wir die meisten der problembeladenen Vergangenheiten untersuchen, die in formellen und informellen Lernszenarien präsentiert werden, treten zwei Eigenschaften klar hervor. Auf der einen Seite haben die meisten historischen Ereignisse einen nationalen Charakter und nicht nur einen regionalen oder globalen. Mit anderen Worten, diese Ereignisse haben nur im Kontext von spezifischen nationalen Geschichten einen Sinn. Auf der anderen Seite haben sie vor kurzem stattgefunden und liegen nicht in der Ferne. Genau weil diese Ereignisse in allerjüngster Zeit auftraten, gibt es eine direkte Kontinuität zwischen vergangenen und heutigen historischen Themen. Wie im Folgenden gezeigt wird, ist diese Kontinuität die Ursache der genannten Herausforderung.
Historische Ereignisse in unserem Alltag
Wir beginnen mit einem Beispiel aus dem Jahr 1838, das noch heute diskutiert wird:[1]
Die menschliche Fracht wurde auf Schiffe mit dem Ziel des tiefen Südens an einem belebten Kai der Hauptstadt geladen. (…) Aber dieser war kein gewöhnlicher Verkauf von Sklaven. Die versklavten Afro-Amerikaner gehörten zu den berühmtesten Jesuitenpatern des Landes. Und sie wurden verkauft, zusammen mit zahlreichen anderen, um die Zukunft der zu der Zeit führenden katholischen Institution für höhere Bildung, die heutige Georgetown Universität, zu sichern.[2]
Rund 180 Jahre nach diesem Ereignis hat die Universität von Georgetown entschieden, den Nachfahren dieser Episode von 1838 Wiedergutmachung anzubieten. Und diese Entschädigungen werden in einem Kontext angeboten, in dem historisch untersucht wird, was mit diesen 272 Sklaven geschah und um eine öffentliche Diskussion über Sklaverei als ein generelles Problem der Vereinigten Staaten[3] wie auch als ein spezifisches Problem der Rolle der US-Universitäten in Bezug auf diese Frage einzuleiten.[4]
Dies ist ganz sicher ein sehr faszinierendes Beispiel dafür, wie historische Ereignisse und Darstellungen nicht nur als theoretisches Wissen in Büchern und Archiven vorhanden, sondern sehr lebendig sind, und wie sie unser tägliches Leben beeinflussen können, sowohl als Individuen wie auch als Gesellschaft. Die Entscheidung dieser US-Universität kann nur in dem Kontext verstanden werden, dass die Sklaverei eine bedeutsame Angelegenheit in der Vergangenheit der USA gewesen und seit kurzem aber auch eine bedeutungsvolle Frage für ihre Geschichte geworden ist.
Sehr bekannte historische Ereignisse wie der amerikanische Bürgerkrieg und die Ermordung von Martin Luther King Jr. (1968), können nicht vollständig verstanden werden, wenn wir nicht berücksichtigen, dass bis 1800 ungefähr ein Drittel der Bevölkerung in den Südstaaten der USA Sklaven mit afrikanischen Wurzeln war. Nach der Niederwerfung der Südstaaten durch den Norden und die Abschaffung der Sklaverei im ganzen Land waren die Bürgerrechte für Weiße und Afro-Amerikaner nicht wirklich gleich. Im Gegenteil existierten zahlreiche Fälle von Unterdrückung und diese waren genau der Hauptgrund für die Proteste zu Bürgerrechten, die Martin Luther King Jr. in den 60-er Jahren leitete. Fünfzig Jahre später können aktuelle und nicht aufgelöste rassistische und diskriminierende Ereignisse nur in diesem historischen Kontext verstanden werden. Mit anderen Worten, das Beispiel der Georgetown Universität ist ein sehr klares, das die Notwendigkeit demonstriert, Rassismus historisch zu verstehen.
Drei Vorschläge zur Verbesserung
Widersprüchliche historische Ereignisse aus jüngster Zeit sind auch eine sehr wichtige Quelle nationaler und kultureller Identitäten. Mit Sicherheit haben Ereignisse, die weniger als 50-100 Jahre zurückliegen, einen immensen Einfluss auf die Sichtweise der Bevölkerung auf die Vergangenheit, weil die Menschen sie als Teil der Gegenwart ansehen.[5]
Die grundsätzlichen Fragen sind: Wie könnten diese Darstellungen verändert werden? Wie könnte die moderne sozialwissenschaftliche Forschung entsprechende Einsichten liefern? Drei Hauptvorschläge könnten diesbezüglich hilfreich sein.
1. Interdisziplinarität
Jeder Ansatz, dessen Ziel es ist, die auf den sogenannten problembeladenen Vergangenheiten basierenden sozialen oder politischen Konflikte zu reduzieren, sollte sich sehr bewusst sein, dass eine interdisziplinäre Beschreibung[6] notwendig ist, da die historische Kultur und ihre Darstellung das Ergebnis einer komplexen Interaktion von kollektivem Gedächtnis, Historiographie, Geschichtsunterricht und Massenkultur ist.
Es ist sehr schwierig vorherzusagen, welche dieser Einflüsse entscheidender für die Transformation der historischen Darstellungen in der Bevölkerung sein wird und daher, welche auch wichtig sein wird, um möglicherweise zu einer Reduzierung von Konflikten beizutragen. Aber eine Berücksichtigung der häufigen Interaktion mehrere dieser Einflüsse aus interdisziplinärer Sicht wird auf alle Fälle immer eine positive Entscheidung sein.
2. Es kommt auch auf die Inhalte an!
Die geschichtsdidaktische Forschung hat in den letzten Jahrzehnten enorme Fortschritte gemacht. Initiativen, die auf historischem Denken basieren und Ansätze in Bezug auf Geschichtsbewusstsein haben sowohl theoretische wie auch angewandte Grundlagen für das sinnvolle Lehren und Lernen von historischen Sachverhalten entwickelt. Allerdings haben diese Studien hauptsächlich untersucht, wie gelehrt wird, aber nicht notwendigerweise was gelehrt wird. Ansätze zu historischem Denken und Geschichtsbewusstsein hatten die Bedeutung von kognitiven und konstruktiven Aktivitäten der Lernenden in ihrem Fokus. Aber die meisten sozialen und politischen Konflikte mit historischen Wurzeln sind auf die Inhalte in unterschiedlichen Versionen fokussiert. Dies impliziert zum Beispiel Antworten auf stereotype konfliktbeladene Fragen wie “Wer hat dieses Land zuerst erreicht?“, “Wer hat den Krieg angefangen?“ oder “Wer ist das Opfer dieser Episode“? Geschichtsdidaktik sollte die Wichtigkeit von Prozessen des Beschweigens und der Zensur berücksichtigen, die in einigen zeitgenössischen Gesellschaften immer noch vorhanden sind.[7]
3. Eine disziplinäre historische Perspektive für alle!
Geschichtsunterricht wurde traditionell als ein wesentlicher Teil der meisten Bildungssysteme angesehen, um nationale Identitäten aufzubauen. Daher ist es genau sein nationaler Charakter, in Zusammenwirkung mit seiner Aktualität, der im Mittelpunkt des zu lösenden Rätsels steht. Das heißt, dass jeder Versuch, neue bislang verschwiegene oder zensierte Information zu diskutieren, die früheren Darstellungen widerspricht (wie zum Beispiel die Sklaverei), mit einer Abwehrreaktion rechnen muss, weil die nationale Identität der Bevölkerung in Frage gestellt wird. Aber wenn die Geschichtsdidaktik nicht in diese Richtung geht – auszuprobieren, stereotype historische Darstellungen zu verändern – dann gibt es keinen Weg für sie, zu Konfliktreduzierung und Versöhnung beizutragen.
Was wäre dann zu tun? Meiner Ansicht nach ist es angemessen, auf die dramatische Wichtigkeit der Schaffung des historischen Gegenstands zu bestehen. Normalerweise schaffen Menschen diesen Gegenstand grundsätzlich durch eine historische Perspektive, die auf der Kontinuität zwischen ihnen selbst und den diversen Gegenständen der Vergangenheit basiert.[8] Interessanterweise ist diese Kontinuität “erfunden“ in Bezug auf ihre Beziehung zu zeitlich fernen Ereignissen, aber sie ist sehr genuin, wenn die Ereignisse der jüngsten Vergangenheit angehören. Wenn Menschen in der ganzen Welt “wir“ benutzen als der Gegenstand von etwas, das in der Vergangenheit passiert ist, dann stellen sie sich als die einzigen und echten Nachfahren eines idealisierten historischen Gegenstandes dar, der nicht mehr existiert. Wenn die Geschichtsdidaktik folglich Menschen dabei helfen kann, diesen idealisierten historischen Gegenstand zu dekonstruieren, dann wird es wahrscheinlich, dass auch das ganze Narrativ beeinflusst wird.
Aber wie kann kritisches historisches Denken gefördert werden, um zu dieser Dekonstruktion beizutragen? Mit Sicherheit wäre die Entwicklung einer disziplinaren historischen Perspektive in der Bevölkerung sehr hilfreich. Die Verbreitung der Idee, dass historische Darstellungen nicht geschlossene Ansichten, sondern dynamische und offene Interpretationen der Vergangenheit sind, die aufgrund von historischen Forschungsergebnissen verändert werden können und sollen, ist notwendig. In diesem Sinne würden dialogische Aktivitäten und vorurteilsfreie Diskussionen sehr hilfreich sein, weil sie zur Etablierung einer nachdenklichen Einstellung in der Bevölkerung beitragen würden.
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Literaturhinweise
- Mario Carretero / Stefan Berger / Maria Grever (Hrsg.): Palgrave Handbook of Research in Historical Culture and Education. Basingstoke 2017.
- Eric Hobsbawm: Nations and Nationalism since 1780: Programme, Myth, Reality. Cambridge 1990.
- Cesar Lopez / Mario Carretero / Maria Rodriguez-Moneo: Conquest or Reconquest? Students’ conceptions of nation embedded in a historical narrative. In: Journal of the Learning Sciences, 24 (2015), S. 252-285.
Webressourcen
- Association for Historical Dialogue & Research, http://www.ahdr.info/home.php (letzter Zugriff: 28. Dezember 2016).
- TAPAS, Thinking About The Past, http://www.tapas.ugent.be/node/29 (letzter Zugriff: 28. Dezember 2016).
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[1] http://www.nytimes.com/2016/04/17/us/georgetown-university-search-for-slave-descendants.html?_r=0 (letzter Zugriff: 28. Dezember 2016).
[2] Es sollte angemerkt werden, dass Papst Gregor XVI die Sklaverei 1839 verurteilte.
[3] Es ist auch sehr faszinierend zu sehen, wie lange es dauerte, bis die Vereinigten Staaten die Notwendigkeit anerkannten, an die Rolle der Indianer zu erinnern. Das nationale Museum der amerikanischen Indianer, das der Geschichte der nordamerikanischen Urbevölkerung gewidmet ist, wurde 2004 eröffnet!
[4] http://slavery.georgetown.edu/ (letzter Zugriff: 28. Dezember 2016).
[5] Floor Van Alphen / Mario Carretero: The construction of the relation between national past and present in the appropriation of historical master narratives. In: Integrative Psychological & Behavioral Science 49 (2015), S. 512-530.
[6] Mario Carretero / Stefan Berger / Maria Grever (Hrsg.): Palgrave Handbook of Research in Historical Culture and Education. Basingstoke 2017.
[7] Das Vorhandensein von Sklaverei in heutigen Gesellschaften ist ein sehr treffendes Beispiel des Beschweigens, wie oben beschrieben. Wir sollten uns zum Beispiel vor Augen führen, dass ein nationales Museum der Afro-Amerikanischen Geschichte erst in allerjüngster Zeit in der USA eröffnet wurde! Sehr ähnliche Beispiele lassen sich in vielen Nationen finden.
[8] Cesar Lopez / Mario Carretero / Maria Rodriguez-Moneo: Conquest or Reconquest? Students’ conceptions of nation embedded in a historical narrative. In: Journal of the Learning Sciences, 24 (2015), S. 252-285.
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Abbildungsnachweis
Seyemon © Slavery Monument, Zanzibar (via flickr)
Übersetzung
Jana Kaiser (kaiser /at/ academic-texts. de)
Empfohlene Zitierweise
Carretero, Mario: Problembeladene Vergangenheiten unterrichten – 3 Vorschläge. In: Public History Weekly 5 (2017) 1, DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2017-8041.
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Categories: 5 (2017) 1
DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2017-8041
Tags: Curriculum (Lehrplan), Language: Spanish, Master Narratives (Meistererzählungen), USA