The “Buried Mirror”: History and Chile’s New Constitution

El “espejo enterrado”: La historia y la nueva constitución de Chile

Abstract: The recent process to draft a new constitution in Chile debated the notion of nation in a country that has been reticent to problematize it. This debate is prevalent in Latin America, and dates from the independence wars in the nineteenth century, going through the different national projects up to the twenty first century. Native peoples have participated in these debates through military resistance as was the case in the nineteenth century, or seeking recognition as distinct cultures in the twentieth century.
DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2023-21183
Languages: English, Spanish


¿Es nuevo el debate sobre nación en el movimiento mapuche? ¿Qué significa la derrota del proceso constituyente para el movimiento mapuche? ¿Cuándo surge la Plurinacionalidad en el movimiento mapuche?

La controversia: Estado Plurinacional

Adolfo Millabur Ñancul es miembro de Identidad Territorial Lafkenche (ITL), una de las cuatro organizaciones que surgieron como resultado de la emergencia indígena latinoamericana en Chile.[1] Electo como Convencional del pueblo mapuche por escaños reservados, el martes 20 de julio del año 2021, como integrante de la Comisión de Derechos Humanos, sostuvo: “en Chile existe un espejo enterrado y está escondido. Chile necesita verse en ese espejo: ya no más caminar por sobre ese espejo escondido. Chile necesita verse en su morenidad”.[2]

Millabur parafraseó el libro de Carlos Fuentes de 1992 titulado El Espejo enterrado. El mismo año que los movimientos indígenas irrumpieron en la escena pública durante el Quinto Centenario, impugnando a la sociedad no indígena con preguntas que han acompañado la historia del continente: ¿cuál es la identidad de América Latina? ¿Cómo se podría revertir la ausencia de los pueblos originarios? El movimiento indígena propuso una solución: un Estado Plurinacional.[3]

Sin embargo, fue la Plurinacionalidad lo que generó un intenso debate historiográfico en Chile. Sofía Correa, por ejemplo, planteó que lo que estaba en juego era “el concepto de Nación”, y en la antesala del plebiscito de salida de 2022, subrayó que Plurinacionalidad significaba “fin de la Nación” y la creación de “once naciones indígenas en territorios propios y autónomos”.[4]

En una óptica similar, el historiador Alfredo Jocelyn Holt, se imaginaba la propuesta de la Plurinacionalidad como una competencia entre distintos nacionalismos. “Dos guerras mundiales durante el siglo XX deberían ser suficientes para saber que a la peste nacionalista hay que encararla y vencerla”.[5] Una visión distinta argumentó la historiadora Sol Serrano. Si bien fue crítica a que se transformara el proceso constituyente en un espacio para construir una política indígena, miraba con cuidado la Plurinacionalidad y presentaba preguntas de cómo dialogarían los horizontes de una nación moderna con la noción de los pueblos originarios. “Si la Plurinacionalidad significa una pluralidad de derechos que no dialogan entre sí, las conquistas de la ampliación de derechos que ha significado la democracia se revertirían”.[6]

El debate de fondo, abierto o encubierto, era el concepto de Nación. Como han sostenido los historiadores Julio Pinto y Verónica Valdivia, en los estudios relativos a la comprensión de la nación, la historiografía en Chile se ha “mostrado muy renuente a dar cuenta, o incluso a problematizar, la construcción social de nuestra propia nación”.[7] Agregaríamos a esto la concepción étnica de Nación, a diferencia de América Latina. Pero ¿es ajeno el nacionalismo mapuche a lo que sucede en la sociedad chilena?

Nacionalismo e historiografía mapuche

El movimiento mapuche comenzó a debatir en 1978 la noción de Nación, coincidiendo con la refundación del país bajo la dictadura. Los mapuche se organizaron en los Centros Culturales Mapuche que, luego de que sus comunidades fueran divididas en propiedades individuales, transitaron a la Asociación Gremial de Pequeños Agricultores y Artesanos Ad Mapu. Este giro fue una decisión política de los mapuche, fomentando un discurso identitario y una práctica nacionalista en un contexto internacional de una nueva oleada de descolonización con la irrupción de movimientos de Liberación Nacional.

La dictadura contribuyó a ello al impulsar, desde la perspectiva cultural, lo mapuche. Nuevas perspectivas educacionales extendieron la enseñanza sobre guerreros mapuche en la escuela, lo que sumado a la acción de los mismos mapuche, generó un contexto propicio para que irrumpiera un movimiento de carácter étnico y nacionalista. Clave para esto fueron los mismos intelectuales mapuche con la formación de una identidad nacional mapuche.[8]

Esta acumulación de conocimiento fue una siembra ideológica que irrumpió con mayor notoriedad con los sucesos históricos que se precipitaron como parte de la emergencia indígena en la década de 1990. Quienes mejores reflejaron este giro fueron los académicos reunidos en Centro Liwen, que comenzaron a publicar artículos y reeditar libros de la Historia Mapuche. Inclusive, investigadores como José Ancan y Margarita Calfío imbuidos por el proceso de ascenso del movimiento mapuche, llamaron a retornar al país mapuche como un acto político de repoblamiento ante el descenso demográfico en su histórico territorio.[9] Una década después, una nueva generación encabezada por Pablo Mariman, publicó ¡…Escucha, Winka…! Cuatro ensayos de Historia Nacional y un epilogo de futuro. “Historia Mapuche significa retomar nuestro pasado bajo nuestra propia epistemología y construir nuevos conocimientos a partir de nuestra cultura”.[10]

Cinco años después, con la fundación de la Comunidad Historia Mapuche, el nacionalismo mapuche se profundizó al incorporar la perspectiva anticolonial. Su primer libro, con un prólogo en lengua mapuzugun y luego traducido al castellano, planteaba que la compleja realidad mapuche debía ser abordada a partir de las distintas formas de pensarnos como pueblo en un plano de la conciencia y pensamiento autónomo mapuche. Clave era posicionar la situación colonial y los distintos saberes mapuche (idioma, tradiciones, historias) como parte del proyecto y horizonte autónomo en una crítica abierta a la intelectualidad no indígena.[11]

El movimiento mapuche ingresaba, ese mismo año, en una nueva fase cuando irrumpieron las quemas de iglesias como acción por parte de un segmento del movimiento. No solo era una nueva práctica, sino también un discurso político. En efecto, el discurso anti colonial, promulgado por las academias indígenas, unidas a una práctica y evolución propia del movimiento que se relaciona con la violencia del Estado, se encaminaron a la construcción de una nueva etapa histórica que ha envuelto a las regiones del Bío Bío, Araucanía y Los Lagos en un espiral de violencia política justificándola a través del concepto de Liberación Nacional. Esta escalada llevó a un sector del movimiento mapuche a proponer una salida plural ante el ascenso de las violencias.

La Plurinacionalidad: un punto de llegada.

Sin embargo, la Plurinacionalidad, fue lo peor evaluado por quienes votaron “Rechazo” en el plebiscito de la nueva constitución en 2022. También fue muy criticado con el tiempo el discurso inaugural de Elisa Loncon, académica mapuche que ejerció como Presidenta de la Convención Constitucional, al sostener que se refundaba Chile en uno de carácter plural.[12]

Las reflexiones sobre la derrota al interior del pueblo mapuche han sido importantes. Natalia Caniguan, ha dicho que la Plurinacionalidad responde más bien a una elite académica y política del pueblo mapuche, que “no tuvieron la capacidad de llevar a los territorios”.[13] Aspecto parecido señaló el historiador Sergio Caniuqueo: la poca adhesión la relaciona con la desconexión de la academia mapuche con el pueblo rural y urbano. “Hemos generado un discurso político muy bien argumentado. Pero no nos preocupamos de conectar todo esto con las necesidades del mapuche común y corriente”.[14] Esto hizo dilucidar al antropólogo Enrique Antileo que la Plurinacionalidad se encuentra en una encrucijada y que ante el triunfo del rechazo se perpetúa una visión “negacionista” sobre los mapuche.[15]

Para el Periodista Pedro Cayuqueo lo sucedido fue un “baño de realidad”. Para él el concepto de plurinacionalidad no fue lo suficientemente difundido ni socializado en el mundo indígena:

“no a todos los mapuche le interesan las reivindicaciones indígenas y es probable que vivienda, salud y pensiones sean derechos mucho más apremiantes en su vida cotidiana, en especial en zonas rurales y de la periferia urbana muy por debajo de la línea de pobreza. De allí que el temor a ‘perder la casa’ haya sido quizás mucho más determinante a la hora de votar rechazo en el plebiscito. Sí, mucho más que la plurinacionalidad o el pluralismo jurídico, propuestas que tal vez nunca comprendieron o de las cuales ni siquiera llegaron a enterarse”.[16]

Otros autores mapuche, han sostenido como causante de la derrota, la ausencia de instrumentos políticos para articular los procesos organizativos en el territorio con las disputas institucionales. Ello habría llevado a forjarse una “distancia entre las emergentes categorías y las significaciones culturales compartidas del país”.[17]

Sin embargo, también hubo otras variables desde una perspectiva de mediana duración. Una fue la oposición a los avances en materia indígena en sectores de la derecha. Al ver materializados derechos políticos, respondieron usando su fuerza económica y política para configurar una animadversión a los derechos colectivos, propiciando temores inexistentes en la propuesta, pero que sí se lograron instalar por la oralidad a través de diversos medios de comunicación como: “la división del país” y “la justicia para uno en desmedro de los no indígenas”.

Esto fue solo la punta de lanza de una campaña que tuvo sus primeras expresiones cuando la convencional Cubillos la denominó como una “constitución indigenista”. ¿Qué significó este concepto? Romper la política de reducción de la elite que esperaba que los pueblos originarios participaran en la redacción de una nueva constitución sin debatir sobre los distintos temas que componen la construcción de una Nación. Los y las Constituyentes de los pueblos originarios desbordaron la “cultura de la reducción” y permearon el borrador con sus derechos. Al hacerlo, la convencional Cubillos y luego la prensa lo denominó conceptualmente errado como “Constitución Indigenista”.[18]

El trabajo por delante

¿Podría haber sostenido algo distinto el movimiento mapuche en la Convención? Es un debate abierto. Es plausible sí plantear que se inauguró una nueva etapa en la historia del movimiento mapuche en su relación con la República. Por un lado, por primera vez, se participó en un espacio democrático y se propuso una forma de Estado por parte de los pueblos originarios bajo el concepto de Plurinacionalidad. Desde otro ángulo, pendientes continúan las demandas de los pueblos indígenas y se visualizó la cicatriz abierta en relación a los pueblos indígenas: el racismo.

“¡Es la Historia!” escribió Sol Serrano y tiene mucha razón.[19] Las dirigencias del pueblo mapuche se caracterizan por proponer argumentos desde esa dimensión, lo que hace, a momentos más difícil una solución a un conflicto que se ha ido radicalizando en los últimos años. Además, las conexiones internacionales de las dirigencias mapuche, las hacen proclives a debatir conectados con los movimientos indígenas de América Latina. Es por ello por lo que es más viable plantear que acontecemos a un punto y seguido del debate.[20]

Parafraseando a Bofill Batalla, “se despertó una conciencia de inconsistencia, esto es, una puesta en duda de convicciones arraigadísimas que parecían incomibles”, y por ello, más que sostener que fue todo exclusivamente una derrota, ha sido un punto de llegada del movimiento indígena en Chile que, propositivamente, fue recibido por un tercio de la sociedad no indígena, que apoyó las demandas plurales de los movimientos indígenas.[21] El trabajo es a continuar trabajando para voltear ese “Chile profundo”, a través de nuevas propuestas de carácter intercultural.

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Bibliografía

  • Guillermo Bofill Batalla. México profundo. Una civilización negada. México: Fondo de la Cultura Económica, 1987.
  • Fernando Pairican. La vía política mapuche: apuntes para un Estado Plurinacional. Santiago de Chile: Ediciones Paidos, 2022.
  • José Bengoa. La emergencia indígena en América Latina. Santiago: EFE, 2006.

Vínculos externos

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[1] José Bengoa, La emergencia indígena en América Latina. Fondo de Cultura Económica, 2000.
[2] Convención Constitucional, Sesión N°9, 20 de julio de 2021 y André Menard, Libro Diario del Presidente de la Federación Araucana: Manuel Aburto Panguilef. RIL, 2014.
[3] Carlos Fuentes, El Espejo enterrado. Ediciones Debolsillo, 2021; Yvon Le Bot, La Gran revuelta indígena en América Latina. Ediciones Océano, 2013; e Yvon Le Bot y Subcomandante Marcos, El sueño zapatista. Ediciones Anagrama, 2006
[4] Sofía Correa, “Si se destruye el concepto de nación chilena se termina el Chile tal como lo hemos conocido desde 1810”. Diario Financiero, 8 de marzo de 2022 https://www.df.cl/economia-y-politica/politica/sofia-correa-sutil-historiadora-si-se-destruye-el-concepto-de-nacion y Sofía Correa “Plurinacionalidad: el fin de la Nación”, Emol 26 de junio de 2022. https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/06/26/1065074/cronica-constitucional-columna-de-opinion.html. Sofía Correa es historiadora y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
[5] Alfredo Jocelyn Holt, “Un nacionalismo al cubo”. La Tercera, 13 de mayo de 2022. https://www.latercera.com/opinion/noticia/columna-de-alfredo-jocelyn-holt-un-nacionalismo-al-cubo/WLILPCH2UJHYLM2QCF4FXRPILE/.
[6] Sol Serrano, “Sin la república los convencionales no estarían sentados don están”. Emol, 20 de agosto de 2021. Sol Serrano, “¡…Es la historia!” El Mercurio, 6 de septiembre de 2022. A2.
[7] Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos? La construcción social de la nación (1810-1840). Ediciones LOM, 2014. P
[8] Interesante es revisar los trabajos que ha venido desarrollando el Antropólogo Enrique Antileo que reúne parte de sus reflexiones en ¡Aquí estamos todavía! Anticolonialismo y emancipación en los pensamientos políticos mapuche y aymara (Chile-Bolivia 1990-2000). Ediciones Pehuen, 2020. También revisar Claudio Álvarado y Enrique Antileo, Diarios mapuche 1935-1966. Escrituras y pensamiento bajo el colonialismo Chile del siglo XX. Ediciones CHM, 2021.
[9] José Ancan y Margarita Calfío, “Retorno al país mapuche. Reflexiones sobre una utopía por construir”. Ñuke mapu, 2002.
[10] Pablo Mariman, Sergio Caniuqueo, José Millaen y Rodrigo Levil,  ¡…Escucha, winka…! Cuatro ensayos de Historia nacional Mapuche y un epílogo sobre futuro. Ediciones LOM, 2006.
[11] Comunidad de Historia Mapuche, Ta iñ fijke xipa rakizuameluweün. Historia, colonialismo y resistencia desde el país mapuche. Ediciones CHM, 2012.
[12] Matías Bargdsted y Andrés Gonzalez Ide: “¿Peso la desinformación en el rechazo? Una respuesta estadística”. Ciper, September 13, 2022.  https://www.ciperchile.cl/2022/09/13/peso-la-desinformacion-en-el-rechazo-una-respuesta-estadistica/.
[13] Caniguan, Natalia “Quizás es este apellido (Plurinacional) el que podamos discutir, cambiar o repensar en un nuevo proceso”. 8/09/2022.
[14] Sergio Caniuqueo, “El movimiento mapuche genero una elite enfrascada en su identidad,” La Tercera   18/09/2022.
[15] Enrique Antileo, “La Plurinacionalidad en una encrucijada”. Memoria Mapuche. https://memoriamapuche.cl/la-plurinacionalidad-en-la-encrucijada/
[16] Pedro Cayuqueo, “Un baño de realidad”. https://www.pedrocayuqueo.cl/post/un-bano-de-realidad
[17] Claudio Álvarado y Martín Llancaman, “Plebiscito y escaños reservados I”. El Mostrador. 27 de septiembre de 2022.  https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2022/09/27/plebiscito-y-escanos-reservados-i/.
[18] Marcela Cubillos. “Estamos avanzando a una Constitución indigenista que divide a los chilenos”. El Líbero, 11 de febrero de 2022. https://ellibero.cl/actualidad/marcela-cubillos-estamos-avanzando-a-una-constitucion-indigenista-que-divide-a-los-chilenos/
[19] Sol Serrano, “¡…Es la Historia!” El Mercurio, 6 de septiembre de 2022.
[20] Fernando Pairican, “Plurinacionalidad: un punto y seguido” en Le Monde Diplomatic, N°245, noviembre de 2022.
[21] Guillermo Bofill Batalla, México profundo. Una civilización negada. Fondo de la Cultura Económica, 1987.

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Créditos de imagen

Chile. Aconcaqu valley © Public Domain Frank and Frances Carpenter Collection via Library of Congress.

Citar como

Pairican, Fernando: El “espejo enterrado”: La historia y la nueva constitución de Chile. In: Public History Weekly 11 (2023) 2, DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2023-21183.

Responsabilidad editorial

Olaya Sanfuentes / Catalina Muñoz

Is the debate about the nation novel to the movement of the Mapuche people? What does the defeat of the project for a new constitution mean for the Mapuche movement? When does the notion of plurinationality emerge in the Mapuche movement?

The Controversy: A Plurinational State

Adolfo Millabur Ñancul is a member of Lafkenche Territorial Identity (ITL), one of the four organizations that emerged in Chile as a result of the Latin American indigenous revival.[1] Elected to a Constitutional Convention seat reserved for the Mapuche (for drafting the new Chilean constitution) as a member of the Human Rights Commission, on Tuesday, July 20, 2021, he said: “In Chile there is a buried mirror and it is hidden. Chile needs to see itself in that mirror; no more walking over that buried mirror. Chile needs to recognize its own brownness.”[2]

Millabur was paraphrasing Carlos Fuentes’ 1992 book titled The Buried Mirror. The same year, during the fifth centenary of Columbus’ arrival to America, Mexico’s indigenous movements became highly visible, challenging non-indigenous society with a question present on the continent throughout its history: what is Latin America’s identity? How can the erasure of the original peoples be reversed? The indigenous movement proposed an answer: via a plurinational state.[3]

However, the concept of plurinationality generated an intense historiographical debate in Chile. Sofía Correa, for example, claimed that “the concept of nation” was at stake, and in the lead-up to the 2022 referendum for the new constitution, she stressed that plurinationality meant “the end of the nation” and the creation of “eleven indigenous nations in their own autonomous territories.”[4]

Similarly, historian Alfredo Jocelyn Holt envisioned the proposal of plurinationality as a competition between different nationalisms. “Two world wars during the twentieth century should be enough to know that the nationalist plague must be faced and defeated.”[5] Historian Sol Serrano offered a different perspective. Although she criticized the constitution writing process for having turned into a space to create indigenous policy, she looked carefully at plurinationality and raised questions about how the goals of a modern nation might come into dialogue with the notion of native peoples. “If plurinationality means a plurality of rights that are not in dialogue with one other, the expansion of rights that democracy has brought about would be reverted.”[6]

The ultimate debate, open or undercover, was that of the concept of nation. As historians Julio Pinto and Verónica Valdivia have argued, in studies related to the understanding of the nation, Chilean historiography has “…revealed it is very reluctant to account for, or even to problematize, the social construction of our nation.”[7] We would add to this the ethnic conception of the nation, which contrasts with the rest of Latin America. However, is Mapuche nationalism foreign to what happens in Chilean society?

Mapuche Nationalism and Historiography

In 1978, the Mapuche movement began to debate the concept of nation at the same time that the country was refounded under the dictatorship. The Mapuche organized into “Mapuche Cultural Centers” which, after their communitites were divided into individual property, turned into the Association of Small Farmers and Artisans Ad Mapu. This was a political decision made by the Mapuche that encouraged an identitarian discourse and a nationalist practice, within the international context of a new wave of decolonization with the eruption of National Liberation movements.

The dictatorship contributed to this by culturally promoting “the Mapuche.” New pedagogical approaches encouraged teaching about Mapuche warriors. This, and the actions of the Mapuche themselves, generated a propitious climate for an ethnic and nationalist movement to erupt. Mapuche intellectuals were crucial in the formation of a Mapuche national identity.[8]

This accumulation of knowledge was the ideological seed that emerged even more forcefully with the historical events that led to the indigenous revival in the 1990s. This turn was best exemplified by the academics at Centro Liwen, who began publishing articles and reprinting books on Mapuche history. Even researchers like José Ancan and Margarita Calfío, immersed in the rise of the Mapuche movement, called for the political act of repopulating lands that had historically been Mapuche, in the face of demographic decline in those territories.[9] A decade later, a new generation led by Pablo Mariman published ¡…Escucha, Winka…!  Cuatro ensayos de Historia Nacional y un epilogo de Futuro (Listen, Winka…! Four essays on National History and an epilogue on the Future). “Mapuche history means approaching our past using our own epistemology and building new knowledge from our culture.”[10]

Five years later, with the founding of the Mapuche History Community, Mapuche nationalism deepened by incorporating an anti-colonial perspective. In the first book of the Mapuche History Community, with a prologue in Mapuzugun—the Mapuche language—and then translated into Spanish, they proposed that the complex Mapuche reality should be approached from the different ways of thinking about ourselves as a people on a plane of Mapuche consciousness and autonomous thought. Recognizing the colonial context and the different forms of Mapuche knowledge (language, traditions, histories) were key elements of  a project and goal of autonomy in open critique of non-indigenous intelligentsia.[11]

That same year, the Mapuche movement entered a new phase when part of the movement began to engage in the burning down of churches. It was not only a new practice; it was a form of political discourse. The anti-colonial discourse of indigenous academics, together with a practice and evolution of the movement that can be related to state violence, aimed at the construction of a new historical phase that has led the regions of Bío Bío, Araucanía and Los Lagos into a spiral of political violence, justified through the concept of National Liberation. This escalation led part of the Mapuche movement to propose a plural solution to the rise of violence.

Plurinationality: A Finish Line

However, those voters who rejected the draft of the new constitution in the 2022 referendum, evaluated plurinationality the least favorably of all the issues therein. The inaugural speech of Elisa Loncon, Mapuche academic who was President of the Constitutional Convention, was also criticized in retrospect for her claim that Chile would be refounded as a plural nation.[12]

Mapuche reflections on the defeat are noteworthy. Natalia Caniguan has said that plurinationality is a notion of a Mapuche academic and political elite and they “were unable to expand it to the territories.”[13] Historian Sergio Caniuqueo made a similar remark: he related the low favorability to the new constitution with the disconnection between Mapuche academia and urban and rural grassroots population. “We have created a very well-argued political discourse. But we did not make enough of an effort to connect it to the needs of the common Mapuche.”[14] This prompted anthropologist Enrique Antileo to point out that plurinationality is at a crossroads and that the rejection of the drafted constitution perpetuates a “denialist” perspective about the Mapuche.[15]

For journalist Pedro Cayuqueo, what happened was a “reality bath”. He claimed that the concept of plurinationality was not sufficiently disseminated or socialized among indigenous people.

“Not all Mapuche are interested in indigenous claims, and it is likely that housing, health and pensions are more pressing rights in their daily lives, especially for those well below the poverty line living in rural areas and on the outskirts of cities. Hence, the fear of losing their homes carried more weight when they decided to reject the constitution draft in the referendum. Yes, this fear was much more determinant than plurinationality or legal pluralism, proposals they probably knew little or nothing about.”[16]

Other Mapuche authors have argued that the cause of the defeat was the absence of political instruments to articulate indigenous organization on the ground with the institutional disputes. This would have led to a perceived “distance between the emerging categories and the shared cultural understandings of the country.”[17]

However, there were also other issues from a mid-term perspective. One was the opposition to advances in indigenous affairs by groups from the political right. Seeing political rights materialized, they responded by using their economic and political leverage to set up animosity against collective rights. They used the media to intentionally spread fear over issues that were not actually evident in the proposed draft of the constitution, such as “the division of the country” and “justice for one to the detriment of non-indigenous people”.

This was only the tip of the iceberg of a campaign that had its first expressions when one of the non-indignous constitution writers, Marcela Cubillos, called the constitution “indigenist”. What did this term mean? Breaking the politics of indigenous reduction[18] championed by an elite that expected native peoples to participate in the drafting of a new constitution without debating the different issues at the base of building a nation. The indigenous peoples involved in the drafting of the constitution questioned this “reduction culture” and impregnated the draft with their rights. After they did so, Cubillos and the press erroneously coined the term “Indigenist Constitution”.[19]

The Task Ahead

Could the Mapuche movement have approached the drafting of the constitution in a different way? This debate remains open. It is plausible that a new stage in the history of the Mapuche movement began in terms of its relationship to the Republic. On the one hand, for the first time, the indigenous movement participated in a democratic space and proposed a definition of the state under the concept plurinationality. On the other hand, the demands of indigenous peoples are still pending and an open scar was made visible: the racism against indigenous peoples.

“It is History!” wrote Sol Serrano wrote, and it makes sense.[20] Mapuche leaders pose their arguments from their perspective, making it more difficult at times to find a solution to a conflict that has been radicalized in recent years. Furthermore, the international connections of the Mapuche leadership make them inclined to joining the debate in a way that is connected to the indigenous movements throughout Latin America. That is why it makes sense to think that we are in the middle of an ongoing debate.[21]

To paraphrase Bofill Batalla, “an awareness of inconsistency awoke. In other words, deeply rooted convictions that seemed unquestionable are now interrogated.” Therefore, rather than labeling the process as a defeat, it can be seen as an achievement of the indigenous movement in Chile that was embraced by a third of the Chilean non-indigenous society who supported the pluralistic demands of indigenous peoples.[22] The task ahead is to continue trying to turn around that “deep Chile” through new intercultural ideas.

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Further Reading

  • Guillermo Bofill Batalla. México profundo. Una civilización negada. México: Fondo de la Cultura Económica, 1987.
  • Fernando Pairican. La vía política mapuche: apuntes para un Estado Plurinacional. Santiago de Chile: Ediciones Paidos, 2022.
  • José Bengoa. La emergencia indígena en América Latina. Santiago: EFE, 2006.

Web Resources

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[1] José Bengoa, La emergencia indígena en América Latina. Fondo de Cultura Económica, 2000.
[2] Constitutional Convention, Session No.9, July 20, 2021 and André Menard, Libro Diario del Presidente de la Federación Araucana: Manuel Aburto Panguilef. RIL, 2014.
[3] Carlos Fuentes, El Espejo enterrado. Ediciones Debolsillo, 2021; Yvon Le Bot, La Gran revuelta indígena en América Latina. Ediciones Océano, 2013; and Yvon Le Bot and Subcomandante Marcos, El sueño zapatista. Ediciones Anagrama, 2006.
[4] Sofia Correa, “If the concept of the Chilean nation is destroyed, Chile as we have known it since 1810 ends.” Diario Financiero, March 8, 2022, https://www.df.cl/economia-y-politica/politica/sofia-correa-sutil-historiadora-si-se-destruye-el-concepto-de-nacion and Sofia Correa, “Plurinacionalidad: el fin de la nación” Emol, June 26, 2022. https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/06/26/1065074/cronica-constitucional-columna-de-opinion.html (last accessed 23 March 2023).. Sofía Correa is a historian and faculty at the Law School of Universidad de Chile.
[5] Alfredo Jocelyn Holt, “Un nacionalismo al cubo”. La Tercera, May 13, 2022. https://www.latercera.com/opinion/noticia/columna-de-alfredo-jocelyn-holt-un-nacionalismo-al-cubo/WLILPCH2UJHYLM2QCF4FXRPILE/ (last accessed 23 March 2023).
[6] Sol Serrano, “Sin la república los convencionales no estarían sentados don están”.  Emol, August 20, 2021; Sol Serrano, “¡…Es la historia!” El Mercurio, September 6, 2022. A2.
[7] Julio Pinto and Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos? La construcción social de la nación (1810-1840) (All Chileans? The Social Construction of the Nation). Ediciones LOM, 2014. P
[8] It is interesting to review the work of Anthropologist Enrique Antileo who gathers part of his reflections in “¡Aquí estamos todavía!” Anticolonialismo y emancipación en los pensamientos políticos mapuche y aymara (Chile-Bolivia 1990-2000). Ediciones Pehuen, 2020. Also see Claudio Álvarado and Enrique Antileo, Diarios mapuche 1935-1966. Escrituras y pensamiento bajo el colonialismo Chile del siglo XX. Ediciones CHM, 2021.
[9] José Ancan and Margarita Calfío, “Retorno al país mapuche. Reflexiones sobre una utopía por construir”. Ñuke mapu, 2002.
[10] Pablo Mariman, Sergio Caniuqueo, José Millaen and Rodrigo Levil, Escucha, Winka…!  Cuatro ensayos de Historia nacional Mapuche y un epílogo sobre futuro. Ediciones LOM, 2006.
[11] Mapuche History Community, Ta iñ fijke xipa rakizuameluweün. Historia, colonialismo y resistencia desde el país mapuche. Ediciones CHM, 2012.
[12] Matías Bargdsted and Andrés Gonzalez Ide: “Peso la desinformación en el rechazo? Una respuesta estadística” Ciper, 13 de septiembre, 2022. https://www.ciperchile.cl/2022/09/13/peso-la-desinformacion-en-el-rechazo-una-respuesta-estadistica/.
[13] Caniguan, Natalia “Quizás es este apellido (Plurinacional) el que podamos discutir, cambiar o repensar en un nuevo proceso”. 9/8/2022.
[14] Sergio Caniuqueo, “El movimiento mapuche genero una elite enfrascada en su identidad” La Tercera  09/18/2022.
[15] Enrique Antileo, “La Plurinacionalidad en una encrucijada” Memoria Mapuche. https://memoriamapuche.cl/la-plurinacionalidad-en-la-encrucijada/ (last accessed 23 March 2023).
[16] Pedro Cayuqueo, “Un baño de realidad”. https://www.pedrocayuqueo.cl/post/un-bano-de-realidad (last accessed 23 March 2023).
[17] Claudio Álvarado and Martín Llancaman, “Plebiscito y escaños reservados I”. El Mostrador. September 27, 2022. https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2022/09/27/plebiscito-y-escanos-reservados-i/.
[18] Indigenous reductions were an institution created during the colonial period under Spanish rule, which implied the forceful relocation of indigenous communities into concentrated settlements for their effective government.
[19] Marcela Cubillos. “Estamos avanzando a una Constitución indigenista que divide a los chilenos”. El Líbero, February 11, 2022. https://ellibero.cl/actualidad/marcela-cubillos-emos-avanzando-a-una-constitucion-indigenista-que-divide-a-los-chilenos/
[20] Sol Serrano, “¡…Es la historia!” El Mercurio, September 6, 2022.
[21] Fernando Pairican, “Plurinacionalidad: un punto y seguido” (Plurinationality: Mid-paragraph) in Le Monde Diplomatic, N°245, November 2022.
[22] Guillermo Bofill Batalla, México profundo. Una civilización negada (Deep Mexico. A civilization denied). Fondo de la Cultura Económica, 1987.

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Chile. Aconcaqu valley © Public Domain Frank and Frances Carpenter Collection via Library of Congress.

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Pairican, Fernando: The “Buried Mirror”: History and Chile’s New Constitution. In: Public History Weekly 11 (2023) 2, DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2023-21183.

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Olaya Sanfuentes / Catalina Muñoz

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Categories: 11 (2023) 2
DOI: dx.doi.org/10.1515/phw-2023-21183

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    OPEN PEER REVIEW

    On “the buried mirror” and debates about the concept of plurinationality

    The text presented to us by Fernando Pairicán is a good summary of recent discussions on the concepts of plurinationality and nation in relation to the Mapuche people and their inclusion in Chile’s process of developing a new constitution. Moreover, his perspective on history allows us to delve into the genealogy of contemporary discourses around colonialism and the idea of a recovered Mapuche identity, and even understand, in part, the increase in rural violence in southern Chile.

    The author identifies some of the most controversial aspects that arose during the last convention for the drafting of a new constitution, which led to the rejection of said proposal in September 2022. Clearly, plurinationality was one of the most polemical concepts, inspiring several articles from local press columnists, including historians. Supposedly, the National-State was at stake, when what really occurred was a questioning of its structure and an attempt to integrate actors historically kept from discussion about it. But propaganda and the social uprising polarized the debate until it turned into a kind of caricature between, what might be called, the pro- and anti-Chilean. Exaggeration of the arguments as well as some of the attitudes of those drafting the constitution led to an inhospitable environment for contemplating the status of the original peoples within the constitution. Additionally, discourses that set the urban world against the rural, and staunchly defended national symbols (flag, shield, anthem) arose. It is difficult to recall another moment in Chile’s history where such a debate has occupied so much of the media’s attention and inspired so much public discussion, even on social media.

    Pairicán believes that the tension inherent in the political situation overshadowed some of the most interesting aspects of the debate around the idea of plurinationality. One of these was the period when the military dictatorship imposed a new economic and institutional model on Chile. The regime eliminated indigenous reservations and created Mapuche landowners, who could be integrated into the market as individual economic agents. However, and paradoxically, the image of “the Mapuche” fostered was an idealization of an indomitable warrior and his “ancestral nation,” thus promoting an archaic notion of identity that would lead to significant consequences over the following decade, at the same time that debates about decolonization were inspired in the academic world and its related entities. New Mapuche groups were formed during those years, safeguarding a history marked by the idea of dispossession and fostering hope in the recovery of a culture and its land.

    While the policy of maintaining reservations marginalized the Mapuche, it also promoted community ties. Private ownership of property instilled a logic of capitalist expansion, albeit with the greater challenge of a state that had abandoned its more socialist nature (1924-1973). If war was part of this imagined identity, it might also be said to have created a Mapuche nation that was less reluctant to use violence (Mapuche nationalism). Such an idea was implied by the discourses of the groups that openly challenge the policies of the central state and the ideas of the non-Mapuche progressive intelligentsia.

    It follows from Pairicán’s argument, therefore, that the very institutionality created by the dictatorship would have been one of the main (unexpected) causes of the criticism of the Chilean nation-state’s structure and the suggestion of plurinationality as a solution. The hypothesis is interesting because it integrates the economic and land question in a problem that is not only about identity or ideological, but is also institutional and suggestive of the historical tension at moments of rupture and refoundation (1973-1980).

    According to the author, the massive rejection at the polls of the idea of plurinationality, and the constitution draft containing it, ought not be seen as a Manichean triumph or defeat. A certain elitization of the debate by some Mapuche representatives and intellectuals might have alienated many members of the community whose fears and concerns were more related to issues of daily living; this was probably true for the majority of Chileans (following the argument of Pedro Cayuqueo). This alleged gap between indigenous intelligentsia and “ordinary” Mapuche (p.5) would have favored discourses against plurinationality. The truth is that, beyond the electoral results of the final referendum in Araucanía, we do not have enough data to affirm or refute this hypothesis. Even so, Fernando Pairican is assertive in concluding that beyond the outcome at the polls, the occasion gave rise to a democratic debate around the structure of the Chilean state and simultaneously revealed the profound differences across Chilean society. This might have begun a new stage in the Mapuche’s relationship with the Republic.

    Only time will tell if the drafting of the new constitution changed the nature of the debate about our identity as a nation and how the institution is built.

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